Recientemente he desarrollado varios sitios web que requieren el envío de correos electrónicos a empresas cuyos sistemas de seguridad pueden bloquear la recepción de dichos correos. Por lo general, mis clientes tienen una idea muy difusa de cuál es el funcionamiento del correo electrónico y cuesta bastante explicarles por qué o por qué no llegan los correos a sus clientes.
Por este motivo, me he animado a publicar una serie de entradas sobre el funcionamiento del correo electrónico en un contexto de email marketing.
Un poco de historia
Aunque pueda sorprender, el correo electrónico es un servicio mucho más antiguo que la propia web. En 1971 Ray Tomlinson, un ingeniero informático de la BBN Technology, ideó un sistema de mensajería personalizada a través de una red de ordenadores que se concretó en un software llamado SNDMSG, cuya imagen era más similar a un chat privado que a lo que hoy utilizan los clientes de correo electrónico.
Este desarrollo utilizaba también el símbolo @ para separar el nombre de la persona del nombre del ordenador (o servidor), creando las primeras direcciones de correo electrónico: usuario@servidor.
Aunque el término “correo electrónico” o “email”, como contracción de “electronic mail”, se acuñó años después, Tomlinson había sentado las bases de los sistemas actuales de correo electrónico y de hecho participó en la elaboración de los primeros estándares desarrollados para este servicio.
Descripción básica de un servicio de correo electrónico
En el proceso de envío/recepción de un correo electrónico intervienen varios elementos que vamos a describir a continuación:
El cliente de correo electrónico: Es el software que utilizamos para enviar o recibir los correos electrónicos. Existen clientes de correo electrónico como aplicaciones que instalamos en nuestro dispositivo, como Outlook, Mail, Thunderbird, o clientes en la nube, los denominados “webmail”, que nos permiten enviar y recibir correos a través de una página web que se muestra en un navegador: OWA, Horde, RoundCube, Gmail, etc…
El remitente: Es la persona que envía el correo a través de su cliente de correo electrónico. Para ello tiene que tener una dirección o cuenta de correo electrónico ([email protected]) que está conectada a un servidor de correo saliente (SMTP) que a su vez, tiene una dirección IP como cualquier otro dispositivo conectado a internet.
El destinatario: Es la persona receptora del correo electrónico y que lo recibe a través de su cliente de correo electrónico. Al igual que el remitente, debe de tener una dirección de correo electrónico conectada a un servidor de correo entrante (POP3 o IMAP) y que también cuenta con una dirección IP.
El servidor de correo saliente: El el encargado de conectar con el servidor de correo entrante y enviar el mensaje a través de internet. Utiliza un protocolo de envío de correos llamado SMTP (Sending Mail Transfer Protocol). El cliente deberá estar vinculado a ese servidor, razón por la cual tenemos que configurar nuestro cliente de correo electrónico.
El servidor de correo entrante: Es el encargado de recepcionar el correo electrónico y entregarlo al destinatario a través de su cliente de correo electrónico al que estará previamente vinculado. Los protocolos que utiliza este servidor suelen ser el POP3 (Post Office Protocol 3) o IMAP (Internet Message Access Protocol).
El proceso comienza cuando el remitente, una vez determinado el destinatario, el asunto y el mensaje, le da al botón Enviar de su cliente correo electrónico. En este momento se inicia una negociación entre el dispositivo que contiene el cliente de correo electrónico y el servidor de SMTP.
Si se ha configurado bien el cliente de correo electrónico, el mensaje llegará al servidor SMTP el cual, a su vez, iniciará una negociación con el servidor de correo entrante del destinatario. Si la negociación es exitosa, el servidor de correo entrante mandará una notificación al cliente de correo electrónico comunicándole que ha llegado un correo electrónico para él.
Como hemos visto en el esquema, todos estos procesos de comunicación se hacen a través de internet. Las rutas que pueden seguir los correos electrónicos pueden ser prácticamente infinitas y, aunque los servicios de internet están diseñados para transferir la información en el menor tiempo posible, puede ser que la entrega de los correos no sea inmediata. Si en algún punto de esta cadena se produce un bloqueo, los servidores decidirán si eligen una ruta diferente o, simplemente, retrasan la entrega del correo.
La anatomía de un correo electrónico
Por lo general, la tarea de redactar un mensaje de correo electrónico es bastante trivial: se elige el o los destinatarios, ya sea de forma directa, en copia (CC) o en copia oculta (CCO) -en este último caso, los destinatarios no serán visibles entre ellos-, se rellena el asunto y se redacta el cuerpo del mensaje, se incorporan los ficheros adjuntos si los hay, para finalizar dándole al botón de enviar.
Sin embargo, además del mensaje propiamente dicho, en el correo electrónico se manda también información adicional para los servidores. Esta información se incluye en una “cabecera” que, por lo general, no es visible para el usuario pero que contiene información importante sobre el remitente, el servidor que envía el correo, su vinculación con el dominio al que pertenece el correo, la fecha, la hora, el agente (el cliente de correo electrónico utilizado), etcétera.
Los distintos servidores por los que transita el correo electrónico hasta llegar al destinatario pueden añadir información complementaria a estas cabeceras.
En la próxima entrada…
Ahora que ya conocemos los más básico del correo electrónico, en la próxima entrada hablaremos sobre la entregabilidad de los correos electrónicos, algo muy a tener en cuenta para el email marketing.